Métodos antipiojos a lo largo de la historia

Después de siglos y siglos de estrecho contacto, se podría decir que la relación entre los humanos y los piojos va en serio. Según recientes estudios, los piojos -que ya infestaban a los homínidos hace unos seis millones de años- evolucionaron para adaptarse a las nuevas especies que poblaban la Tierra y, todavía hoy, lo siguen haciendo para adaptarse a nosotros. De hecho, han sabido evolucionar tan bien que nunca han corrido el riesgo de extinguirse y han poblado las cabezas de habitantes de civilizaciones que vivieron miles de años antes de Cristo y las de reyes y nobles del renacimiento sin interrupción. Ya sabéis, se toman lo de adaptarse o morir muy en serio.

Gracias a las excavaciones arqueológicas, se ha demostrado que los piojos formaban parte del día a día de grandes comunidades a lo largo de la historia: en Brasil, se han encontrado restos de piojos en una cabeza humana que data del año 10.000 A.C.; también han sido identificados en el cuero cabelludo de momias prehistóricas indias de América del Norte y en Chile, en la tumba de un niño inca de nueve años. En Israel, se han encontrado liendres pegadas en el pelo de cadáveres de hace 7.000 años y también se han llegado a encontrar piojos en momias del Antiguo Egipto de más de 5.000 años de antigüedad.

¿Qué métodos utilizaban para deshacerse de los piojos

Los métodos antipiojos en la antigüedad, que hoy en día pueden parecernos, cuanto menos, curiosos, también fueron evolucionando y dependían en gran medida de la época y de los medios de dicho momento histórico. Lo que está claro es que ninguno de nuestros antepasados consiguió eliminar los piojos de forma definitiva y no solo porque los métodos que utilizaban no eran del todo eficientes, que también, si no porque las fuentes de contagio eran mucho más abundantes que en la actualidad.

Por ejemplo, en el Antiguo Egipto, los sacerdotes optaban por rasurar sus cuerpos por completo -cabeza incluida- cada tres días para mantener alejados los piojos. En China, en el año 1.000 A.C. utilizaban mercurio y arsénico para acabar con las infestaciones y no fue hasta el siglo I D.C cuando se empezó a documentar el uso de los primeros parasiticidas, como la planta Artemisia, y el descubrimiento de los primeros piretoides de origen vegetal que fueron usados hasta el siglo XIX, cuando ya empezaron a utilizarse productos industriales compuestos por vinagre e insecticidas.

Pero volvamos de nuevo atrás, a la Europa de los siglos XIV y XV, cuando los métodos antipiojos más “naturales” formaban parte de la rutina de las señoras con cierto poder y de sus doncellas, quienes, además de lavarlas, maquillarlas y vestirlas, también las despiojaban. Debido a que era una época en la que el pelo era un elemento importante de categoría social, muchos hombres y mujeres de la alta sociedad afeitaban sus cabezas para deshacerse de los piojos y se las cubrían con pelucas. Error. Los piojos se trasladaban cómodamente a esas pelucas y accedían a sus cueros cabelludos libremente.

Las lendreras, artículos de museo

En la Edad Media y el Renacimiento, las lendreras eran artículos de uso frecuente para la nobleza, mucho más preocupada de mantener una buena imagen y de eliminar este tipo de parásitos. Además, no todo el mundo podía permitirse la fabricación o adquisición de una de ellas. Algunas de las que se han conseguido encontrar son auténticas joyas de artesanía fabricadas con materiales de lujo como el oro y el marfil y se pueden ver en museos de historia.