Piojos en verano

Al igual que muchas personas, los piojos esperan con ganas los meses de verano. Como otros insectos y parásitos, se encuentran especialmente cómodos en los ambientes cálidos, y ciertos hábitos que los seres humanos mantienen durante esa época también resultan favorables para estos pequeños y molestos invitados.

Por qué el verano es propicio para los piojos

La supervivencia y la proliferación de los piojos son más fáciles en el período estival. Aunque su resistencia a la intemperie es, en general, limitada, las temperaturas invernales acortan notablemente la cantidad de horas que estos insectos pueden subsistir fuera del plácido entorno que les ofrece un ser humano. Las liendres, cuya capacidad de supervivencia en tales condiciones es mayor, necesitan también cierta cantidad de calor para eclosionar, algo que deja de ser un problema durante el verano.

Piscinas y playas: ¿les gusta el agua a los piojos?

Existen muchos falsos mitos sobre la infestación por piojos y las condiciones idóneas para la pediculosis. Lo cierto es que los piojos no solo son incapaces de saltar y de volar, sino que tampoco pueden nadar. Pero conviene saber algo más acerca de su comportamiento en un entorno tan particular como las piscinas.

Que los parásitos no sean nadadores no significa que uno pueda librarse de ellos en cuanto se zambulle en una piscina. Al contrario, las seis patas del insecto son muy eficaces y le dan la capacidad de agarrarse fuertemente al pelo de su huésped. Por otro lado, los estudios han demostrado que pueden soportar largos períodos bajo el agua y que tampoco el cloro presente en esas instalaciones supone un gran problema para ellos.

Por tanto, el agua no es un elemento particularmente hostil para los piojos, aunque sí es verdad que no resulta favorable para su transmisión y que un contagio en ese medio es muy poco probable. Son otros los aspectos que hacen de las piscinas públicas un buen lugar para la propagación: la aglomeración, en poco espacio, de muchas personas que pueden servir de hogar a los parásitos; el frecuente contacto entre ellas (recordemos que los piojos necesitan de ese contacto para pasar rápidamente de un cuerpo a otro), y, sobre todo, la costumbre de compartir toallas y gorros para el sol o el baño que hayan estado en contacto con alguna cabeza infestada. Esos mismos problemas se reproducen con frecuencia en los campings.

En la playa, los piojos encuentran parecidas ocasiones para proliferar, aunque se trata de un entorno más abierto. La presencia de la arena les resulta conveniente porque es un medio ideal para que las liendres, tras desprenderse del cabello humano, sobrevivan durante más tiempo en buenas condiciones.

Piojos en campamentos infantiles

Piojos, niños y vacaciones: los campamentos infantiles

Las vacaciones escolares y las temperaturas veraniegas favorecen, como es sabido, el contacto entre los más pequeños. Los juegos al aire libre son mucho más habituales, los parques infantiles se abarrotan y las cabezas de los críos pasan largos ratos muy próximas. Todos ellos son factores ideales para que los piojos viajen de un cuero cabelludo a otro sin grandes dificultades.

Pero, si durante los meses de calor existen ciertos entornos especialmente adecuados para la proliferación de los parásitos, quizá los campamentos de verano son el mejor ejemplo. En ellos no falta ninguna de las condiciones que hacen la vida más fácil a los piojos: temperatura cálida, multitud de niños con tendencia a hacer que prendas, peines y toallas pasen de mano en mano, numerosas actividades en grupo y la escasa prudencia que suele acompañar a esas edades.

Las precauciones contra los piojos en verano, y especialmente en los campamentos, pasan por la utilización de un spray repelente, en cuya composición está presente el Activdiol para impedir la reproducción del parásito y romper su ciclo vital. Su acción física sobre los piojos corta la posibilidad de que desarrollen resistencia y hace innecesaria la presencia de insecticidas. Si sumamos la sencillez de su aplicación, resulta perfecto para un ambiente en el que los niños suelen tener poca paciencia y difícilmente estarán dispuestos a gastar tiempo en una precaución mínimamente laboriosa.

Precaverse contra la pediculosis en verano no es complicado, y conviene hacerlo si no quieres encontrarte con alguna sorpresa desagradable en las cabezas de tu familia.