Cómo se reproducen los piojos

Conocer a fondo el modo en que los piojos se reproducen y maduran es esencial para diseñar remedios eficaces contra las infestaciones. Aunque los parásitos adultos son relativamente vulnerables, la asombrosa resistencia desarrollada por las liendres ha planteado serios problemas a muchos pediculicidas. Y es que la supervivencia al tratamiento de un porcentaje de los huevos, por pequeño que sea, significa una nueva infestación en cuestión de días.

Larvas, ninfas y piojos adultos

El ciclo vital de un piojo tiene tres fases: primero, el insecto es una larva dentro de su huevo o liendre, después una ninfa y por último un piojo adulto.

Durante su estado larvario, el parásito está muy bien protegido por la envoltura del huevo. Además, la liendre se encuentra fuertemente pegada a la raíz del pelo de la persona que le sirve de huésped, así que las defensas naturales del insecto se emplean a fondo en esta fase para garantizar la maduración de la larva y su salida del huevo en buen estado.

Transcurridos entre siete y diez días, la liendre eclosiona y el parásito sale al exterior. Ahora es una ninfa, un piojo joven que necesita crecer y desarrollarse para llegar a la edad adulta. Durante este período de niñez, que dura unos diez días, el piojo aún no es capaz de reproducirse y cambia de piel varias veces.

La capacidad reproductora llega al alcanzar la fase adulta. El parásito es ahora oscuro y se dispone a depositar multitud de huevos a lo largo de los veintiocho días que suele durar esta última etapa de su ciclo vital.

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Dónde y cómo pone el piojo sus liendres

Los piojos necesitan ciertas condiciones para sobrevivir, y esas condiciones las suele reunir la cabeza de un ser humano. Fuera de su huésped, los insectos mueren, por lo general, en unas veinticuatro horas, así que es también la cabeza el lugar elegido para depositar sus huevos. Pero no lo hacen directamente sobre la piel: las liendres quedan adheridas a la raíz del cabello gracias a una especie de cemento que producen las hembras del piojo y resulta muy difícil despegar o disolver. Así, sólidamente fijadas y a poca distancia del cuero cabelludo, pueden aprovechar el calor humano y lograr un entorno favorable para que la larva madure.

Pero la extraordinaria resistencia de las liendres no es el único problema que encontramos al intentar eliminarlas. Su cantidad es otro factor importante, porque un piojo hembra adulto puede poner unos ocho huevos diarios. Si a eso le sumamos la velocidad a la que el parásito se desarrolla y prolifera en caso de infestación, nos daremos cuenta de las dificultades a las que se enfrenta cualquier tratamiento que busque cortar el ciclo reproductor de los piojos.

Por qué es tan difícil acabar con las liendres del piojo

Ya hemos dicho que los huevos del piojo y el pegamento que los une al pelo son tremendamente fuertes. Pero además, la mayoría de los actuales tratamientos, resultan ineficaces en cuanto a la eliminación de las liendres. Tratamientos formulados a base de siliconas permiten acabar con los piojos vivos, pero al no matar también al 1005 de liendres, éstas ecolsionarán trascurrido unos diez días y la infestación vuelve a aparecer.

Dimeticona + penetrol = liendre eliminada

Para cortar radicalmente la reproducción de los piojos falta un elemento: el penetrol®. Una sustancia que facilita la entrada de la silicona en los huecos de la liendre y le permite desplegar sus efectos en el 100 % de los casos. Gracias a la acción combinada de dimeticona y penetrol, Neositrín Spray Gel termina con todos los piojos y todos los huevos en una sola aplicación, y da una solución radical y definitiva a los problemas de parásitos recurrentes.