Los piojos son endémicos en los colegios e institutos y, de forma irremediable, cuando los niños y adolescentes llegan a sus hogares es frecuente que acaben contagiando a sus hermanos o a otros miembros de la familia.
Además de aplicar el tratamiento de forma adecuada cuando se detecta la infestación en la persona afectada, es recomendable establecer una serie de medidas higiénicas en el hogar que impedirán o dificultarán que el resto de la familia también se infeste. Los piojos son muy contagiosos y es fácil que pasen de cabeza a cabeza, especialmente en el ámbito doméstico, si no atajamos el problema.
Estas medidas higiénicas podrían resumirse en:
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Evitar compartir objetos de higiene personal como peines o coleteros; también prendas de ropa como gorros, bufandas o cualquier tipo de prenda que tenga contacto con la cabeza.
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Debemos limpiar minuciosamente objetos como peines, gorros u otros objetos que hayan estado en contacto con la cabeza infestada.
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La ropa de cama y las toallas, así como las fundas de sofás o zonas comunes, deberían lavarse en la lavadora a alta temperatura (60ºC) para eliminar tanto los piojos como las liendres.
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En el caso de peluches o de ropa que no puede ser lavada a alta temperatura, debe dejarse en una bolsa cerrada durante una semana para asegurarnos de que mueran piojos y liendres.
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En el caso de nuestras mascotas, los animales domésticos, no hay que tomar ninguna medida especial ya que ellos no se contagian de los piojos de los humanos —ni a la inversa—. Por otro lado, es importante saber que es peligroso utilizar los productos para desparasitar a los animales en las cabezas de los niños (¡son productos altamente tóxicos!).